Espacio cívico libre

Si bien todas las personas tienen derecho a participar en las decisiones que les afectan, el sector extractivo –cuando está dominado por empresas y gobiernos corruptos– puede silenciar brutalmente a las comunidades y anular el espacio cívico.

Durante su trabajo para detener la corrupción, principalmente en países ricos en recursos, nuestras organizaciones miembro son las más afectadas por esta disminución del espacio cívico. PLQP trabaja para proteger a las y los activistas que sufren ataques por desafiar intereses poderosos y defender los espacios cívicos abiertos.

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Conoce más

Un espacio cívico «abierto» se refiere a aquellos ámbitos donde la ciudadanía es libre de formar asociaciones, manifestarse en lugares públicos y compartir información sin restricciones legales ni prácticas.

Solo tres de los 65 países con la mayor cantidad de recursos naturales del mundo cuentan con un espacio cívico «abierto», mientras que cerca de 40% de los ataques contra activistas identificados a nivel mundial está vínculado a las industrias extractivas. Estas empresas suelen tener poderosos intereses creados para socavar a las comunidades que buscan un futuro energético más justo y limpio.

PLQP trabaja para detener los ataques contra activistas y el espacio cívico más amplio. Nos solidarizamos con grupos comunitarios para ayudarles a desafiar las restricciones que sufre el espacio cívico y buscamos palancas internacionales que nos permitan señalar estos problemas. Nuestro movimiento trabaja codo a codo con aliadas y aliados y contrapartes en temas de espacio cívico y otras cuestiones de derechos humanos para proteger a las y los activistas que sufren ataques por desafiar intereses poderosos.

A lo largo de toda la transición hacia una energía limpia, se debe conocer la opinión de las personas vulnerables que dependen de las extractivas, y se debe tomar en cuenta el impacto sobre sus vidas. Las empresas y gobiernos pueden evitar conflictos escuchando a las comunidades.

En este momento de transformación, contar con un espacio cívico seguro y abierto resulta más importante que nunca. Por tanto, los crecientes intentos por silenciar las voces de la sociedad civil no sólo son injustos, sino que no tienen futuro.